El tan esperado desenlace del "juicio del siglo" del Vaticano ha llegado a su fin, con el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, de 75 años, siendo condenado a cinco años y medio de prisión por su participación en diversos delitos financieros. Esta sentencia marca un hito, ya que Becciu se convierte en el primer cardenal declarado culpable y sentenciado por un tribunal del Vaticano.
El juicio abordó una serie de malas prácticas financieras que involucraron una inversión multimillonaria en una propiedad de lujo en Londres, que resultó ser un fracaso. Becciu, quien en un tiempo ocupó uno de los cargos más poderosos del Vaticano, fue condenado por su papel en esta inversión, que implicó el pago de más de 570.000 euros a una consultora, fondos que se utilizaron para fines personales.
La sentencia del Tribunal del Vaticano también prohíbe de por vida a Becciu ejercer cargos públicos y le impone una multa. A pesar de la condena, el cardenal ha mantenido su inocencia, y su abogado ha anunciado que apelará el veredicto.
El juicio, que abarcó dos años y medio, fue supervisado por un panel de tres jueces y resultó en condenas para otros acusados. Cecilia Marogna, asesora de seguridad, recibió una condena de tres años y nueve meses por apropiación indebida de fondos autorizados por Becciu, destinados a liberar a una monja secuestrada.
Además, dos financieros italianos con sede en Londres, involucrados en la inversión inmobiliaria del Vaticano, también fueron condenados. Raffaele Mincione recibió una sentencia de cinco años y medio, mientras que Gianluigi Torzi fue condenado a seis años.
La decisión del papa Francisco de llevar a juicio a Becciu demuestra su compromiso con la transparencia financiera en el Vaticano, habiendo tenido que cambiar la ley de la Iglesia para permitir el enjuiciamiento del cardenal.
Antes del inicio del juicio, Becciu fue destituido de su cargo y se le retiró el derecho a votar en futuros cónclaves.
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