Actualmente la contaminación del agua como resultado de la actividad humana es una de las principales amenazas de los ecosistemas acuáticos y de la acuicultura. Entre los contaminantes más frecuentes se encuentran los denominados “contaminantes emergentes”.
Los contaminantes emergentes incluyen cualquier sustancia química que no se haya detectado previamente, o que se presenta en cantidades muy pequeñas en el agua. Entre los compuestos emergentes más frecuentes tenemos los productos farmacéuticos y de cuidado personal de uso generalizado, compuestos orgánicos persistentes, pesticidas y microplásticos.
Se producen y consumen varios cientos de toneladas de productos químicos anualmente en todo el mundo, y esta producción va en aumento debido a un mayor consumo por parte de una población que crece constantemente, y a la fabricación, así como al descubrimiento de nuevos compuestos.
En acuicultura, la presencia de compuestos disruptores endocrinos en el agua podría tener efectos fisiológicos que aún no están bien establecidos, pero que a largo plazo podrían dar lugar a efectos económicos negativos.
Entre los efectos fisiológicos que provocan los disruptores endocrinos sobre los peces, se encuentran la aparición de la intersexualidad, la alteración de la maduración sexual y la disminución de la fecundidad, que son factores que llevan a una reducción de las poblaciones.
También tienen efectos negativos en el crecimiento y la ingesta de comida, así como en el sistema inmunológico de los peces, lo que puede provocar una disminución de la producción, y por lo tanto podría dar lugar a grandes pérdidas para el sector acuícola.
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