El lavado de manos con agua y jabón es un acto simple pero, al mismo tiempo, uno de los más efectivos a la hora de prevenir enfermedades infecciosas. Permite eliminar microorganismos causantes de enfermedades respiratorias o diarreas.
Para que el lavado de manos sea efectivo, debe realizarse correctamente. Los expertos en atención primaria creen que es a partir de los 30 segundos cuando se consigue reducir el número de gérmenes entre un 90% y un 99%. Para conseguir un buen lavado de manos, se recomienda mojar primero las manos con agua caliente y, luego, frotarlas con jabón por todas partes, incluso entre los dedos, durante unos 20 segundos. Luego, enjuagar las manos y secar con una toalla limpia. Esta operación debería repetirse varias veces al día en momentos clave: antes y después de comer, seguidamente después de visitar el retrete, tras manipular basura, después de tocar animales...
Muchos estudios han documentado la capacidad del lavado de manos para prevenir enfermedades como la gripe o el COVID-19. De hecho, el lavado de manos es la recomendación principal de las autoridades sanitarias internacionales frente al nuevo coronavirus por encima incluso de las mascarillas, cuya utilización incluye más riesgos de realizarse de manera incorrecta.
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