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Detectan la mayor explosión jamás registrada en el universo.



A principios de octubre del año pasado una intensa pulsación de rayos gamma alcanzó nuestro planeta, saturando los detectores incorporados en varios telescopios espaciales en órbita y poniendo en marcha una carrera para estudiar el fenómeno usando los telescopios más avanzados del mundo. Aquella pulsación era uno de los conocidos como estallidos de rayos gamma, uno de los eventos más energéticos del universo. Concretamente, fue el estallido más energético jamás detectado.


Los estallidos de rayos gamma (ERG o GRB por sus siglas en inglés), tienen un nombre muy descriptivo. Son eventos increíblemente energéticos que emiten radiación en forma de rayos gamma, que es como denominamos a la forma de radiación electromagnética de mayor energía, mayor que la luz ultravioleta o los rayos X. Estos estallidos son de los más potentes y luminosos en el universo, liberando en unos pocos segundos una cantidad de energía que es comparable a la que emitirá el Sol a lo largo de toda su vida útil.


Los ERG tienen varios posibles orígenes conocidos, como las explosiones de supernovas o la fusión de estrellas de neutrones. Aunque los detalles exactos de cómo se producen los ERG todavía no se comprenden del todo, se piensa que están relacionados con la liberación repentina de una gran cantidad de energía en un espacio muy pequeño. Como resultado, los ERG suelen ir acompañados de un resplandor que resulta de la interacción del intenso estallido inicial con el medio que rodea al objeto que lo provocó. Durante las horas, días y semanas posteriores a un ERG se ha observado luz en un rango muy amplio de longitudes de onda, incluyendo los rayos X, luz visible, microondas y ondas de radio.


Estos estallidos fueron detectados por primera vez en 1967 utilizando satélites situados en órbita con el objetivo de detectar el estallido de bombas nucleares aquí en la Tierra. Todos los estallidos detectados se han originado fuera de nuestra galaxia, normalmente a miles de millones de años luz de distancia, por lo que han servido como una herramienta perfecta para estudiar el universo a gran escala y su evolución desde su creación. Sin embargo, al tratarse de eventos relativamente muy poco comunes, cada nuevo estallido detectado sirve para poner a prueba nuestras teorías.


La nueva fuente detectada, llamada GRB 221009A por su fecha de descubrimiento (año, mes, día), resultó ser la explosión de rayos gamma más brillante registrada. En un estudio publicado recientemente en Astrophysical Journal Letters, se explica cómo se observó el GRB 221009A desde ondas de radio hasta rayos gamma, incluyendo observaciones críticas de microondas con el Submillimeter Array en Hawái.


La emisión de rayos gamma del GRB 221009A duró más de 300 segundos, unos 5 minutos. Los astrónomos creen que los GRBs de "larga duración" como este ocurren durante el nacimiento de un agujero negro, formado cuando el núcleo de una estrella masiva y de rápida rotación colapsa bajo su propia gravedad. El agujero negro recién nacido lanza poderosos chorros de plasma a casi la velocidad de la luz, que atraviesan la estrella en colapso y brillan en rayos gamma.


Después de la explosión inicial, los chorros chocan contra el gas que rodea la estrella moribunda y producen un brillante resplandor de luz en todo el espectro. Éste brillo posterior desaparece rápidamente y con él toda posibilidad de aprender más sobre el origen de estos increíbles eventos, por lo que la capacidad y velocidad de reacción son muy importantes. Los astrónomos del Centro de Astrofísica en Hawái, que gestionan conjuntamente la Universidad de Harvard y el Smithsonian, reunieron rápidamente datos con el SMA para estudiar el resplandor del GRB 221009A, que han podido observar en todo el rango del espectro electromagnético durante unos 10 días.


Al ser este el estallido de rayos gamma más intenso jamás registrado (y de hecho el evento más energético conocido tras el Big Bang), había grandes expectativas sobre el aspecto que presentaría el resplandor posterior. Las longitudes de onda más largas, como infrarrojos, microondas y radio perduran más en el tiempo que las más cortas y su estudio continuado puede darnos importantes pistas sobre la física tras estos estallidos. En este caso el resplandor en microondas y ondas de radio resultó ser más brillante de lo esperado tras las mediciones de luz visible y rayos X. La capacidad de responder rápidamente a GRBs y eventos similares con telescopios de microondas es una nueva habilidad esencial para los astrónomos.


Como hemos comentado más arriba, todos los estallidos de este tipo detectados hasta ahora han ocurrido muy lejos de la Tierra y de la Vía Láctea, pero nada prohíbe que algo así pueda ocurrir más cerca, si se produce una supernova, una fusión de estrellas de neutrones o algún otro evento capaz de detonarlo. Si esto ocurriera se cree que podría tener graves consecuencias para la vida en nuestro planeta. Hay incluso hipótesis sobre la posibilidad de que uno de estos estallidos fuera el responsable de la extinción masiva del Ordovícico-Silúrico, ocurrida hace unos 450 millones de años, en la que acabó con un alto porcentaje de la vida que habitaba los océanos de nuestro planeta en aquella época.

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