Ecuador ha concluido su primer año en las Eliminatorias Sudamericanas con una posición en la zona de clasificación, pero las dudas en su juego persisten. A pesar de sumar 8 puntos, que podrían haber sido 11 de no ser por la sanción por el caso de Byron Castillo, se encuentra en el sexto lugar de la tabla de posiciones.
El rendimiento del equipo dirigido por el seleccionador Félix Sánchez Bas ha sido objeto de críticas, destacando la falta de consistencia y estructura en su juego. Aunque los resultados han contribuido a mantener a Ecuador en la pelea, las actuaciones en el campo no han logrado convencer a los seguidores.
Sánchez Bas, conocido por sus decisiones tácticas cuestionables, ha sido testigo de un equipo que carece de unidad. La falta de jugadas colectivas destacadas y la ausencia de conexión entre líneas, especialmente en la zona ofensiva, han dejado al equipo en deuda en términos de desempeño.
Las improvisaciones no se limitan a una posición específica, desde la portería hasta el ataque, el equipo ha experimentado con diversas alineaciones. Aunque jugadores como Félix Torres y Willian Pacho han destacado en la defensa, las rotaciones y cambios de posición han sido una constante.
En el centro del campo, Moisés Caicedo emerge como el motor del equipo, pero la responsabilidad a veces parece abrumadora. La ausencia de compañeros clave, como Carlos Gruezo, ha afectado el rendimiento del equipo en el medio campo.
El frente de ataque presenta desafíos adicionales. A pesar del destello de talento de Kendry Páez, su juventud sugiere que es necesario gestionar sus expectativas. Otros jugadores clave, como Junior Sornoza y Kevin Rodríguez, no han alcanzado su mejor nivel, y la falta de un reemplazo adecuado para Enner Valencia ha dejado un vacío evidente.
Aunque Ángel Mena se perfila como una opción prometedora, las constantes improvisaciones de Sánchez Bas generan incertidumbre en cuanto a la consistencia del equipo en futuros encuentros.
Ecuador ha logrado sumar 8 puntos en este primer año de eliminatorias, una cifra alentadora. Sin embargo, la brecha entre el rendimiento actual y la media necesaria para la clasificación sugiere que aún hay trabajo por hacer. Con seis equipos clasificando directamente, la tarea está lejos de ser imposible, pero la falta de cohesión y la ansiedad por anotar destacan como desafíos cruciales que el equipo deberá abordar en los próximos encuentros.
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