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El hacinamiento impacta en la crisis carcelaria nacional.



En la comunicación que los familiares de los detenidos mantienen con sus parientes, cada vez que pueden, se revelan cada día más problemas en la infraestructura penitenciaria.


A través de mensajes de WhatsApp se escuchan, por ejemplo, que los Privados de su Libertad (PPL) están incómodos porque en las celdas hay hasta nueve. Esta realidad no es nueva en la cárcel Bellavista de Santo Domingo, cuyas celdas fueron diseñadas para acoger a máximo seis personas.


Pese a que las autoridades penitenciarias dicen que se han hecho esfuerzos para llegar a la capacidad efectiva, también reconocen que la sobrepoblación aumentó por los recientes traslados desde las cárceles La Roca de Guayaquil y Turi de Cuenca. Según las estadísticas del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (Snai), el penal de la provincia tsáchila registró un hacinamiento del 76%, hasta el 29 de abril.


Desde esa fecha, ya se daban señales del desbordamiento poblacional carcelario, el cual fue motivo de queja por parte del Snai. Con un oficio, la entidad alertó que los cambios de detenidos desde otras cárceles hacia la prisión de la provincia Tsáchila complican la administración interna.


Cambios no bajan carga


En la data de abril constaban 1 600 PPL en este presidio y se llegó a 1 700 antes de la revuelta del pasado lunes 9 de mayo de 2022. Hasta el miercoles 11 de mayo de 2022, 81 detenidos, entre esos cinco cabecillas y 76 que estaban en mediana seguridad fueron removidos de este centro carcelario. Aun así, el exceso de personas sigue siendo alto si se tiene en cuenta que la capacidad de la cárcel es para 914 reos; es decir, que hay 705 PPL de más.


El director del Snai, Pablo Ramírez, dijo que uno de los problemas recientes es que las decisiones judiciales, respecto a traslados, no han sido las adecuadas. Los criterios para tomar esas medidas han incidido en el aumento del hacinamiento en cárceles, como la de la provincia tsáchila.


Demecio Molina, activista por los Derechos Humanos, cuenta que este exceso interfiere en la distribución equitativa de cuestiones esenciales. Él habla de los alimentos y la organización interna para distribuir a los detenidos de acuerdo con los niveles de peligrosidad. Incluso, se presiona a la capacidad de respuesta para atender los amotinamientos y enfrentamientos. El mismo Snai reconoció que había una veintena de agentes penitenciarios en servicio el lunes 9 de mayo de la reyerta. Así, la reacción para controlar la revuelta se vio limitada. La Corte de Justicia de Santo Domingo emitió un comunicado en el que exhorta al Snai la obligación de proteger a la población carcelaria.


La entidad también alerta que el Comité de Crisis no se ha reunido para tomar acciones frente a los hechos violentos de los últimos días en la cárcel Bellavista. El hacinamiento de la cárcel tsáchila se ubica entre los principales frente a otras del país. Los datos del Snai señalan que el promedio de la sobrepoblación hasta finales de abril era del 14% a escala nacional. Pero en otras 12 cárceles se supera esa media.


Gresca fue controlada


El nuevo enfrentamiento en la cárcel de Santo Domingo tuvo una tregua temporal. Militares ingresaron a los pabellones de mediana seguridad y lograron contener los actos violentos, en horas de la tarde. Los disturbios empezaron cuando los presos de máxima seguridad pasaron al de mediana y agredieron a los detenidos. Hubo agresiones, pero el Snai dijo que se controló un amotinamiento a tiempo. El conato de reyerta se calmó con el traslado de detenidos hacia otros centros carcelarios locales.

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