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El impacto de los "turbantes" y el afro de las mujeres medallistas olímpicas.


Neisi Dajomes y Tamara Salazar no sólo comparten el hito de haber logrado medallas para Ecuador en los Juegos Olímpicos de Tokio.

La dos mujeres, levantadoras de pesas, lo hicieron con un colorido pañuelo, cintillo o turbante que recogía su pelo rizado. Un accesorio que más allá de la comodidad ha sido visto en Ecuador como un símbolo para reivindicar el éxito de las mujeres negras.


Tras el triunfo de Dajomes, la primera mujer en la historia en dar un oro a Ecuador, la única mujer afroecuatoriana en la Asamblea Nacional (Parlamento), Paola Cabezas, escribió en su red social lo que su sobrina le dijo al ver a Dajomes en Tokio: "Tía, la campeona tiene nuestro pelo".


Por otro lado todo tiene un significado el turbante tiene un significado cultural, estético e incluso de clase propio de la identidad de mujeres afrodescendientes: es un símbolo de resistencia y de "reexistencia".


Las mujeres negras comenzaron a utilizarlos no por voluntad propia, hasta cierto punto, sino porque se le prohibía mostrar sus cabellos y sus trenzas. Parte de la resistencia de las mujeres negras fue conservar estos turbantes.

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