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En la séptima noche de disturbios en Francia, se registraron 72 detenidos.



Cifra considerablemente inferior a los 157 arrestos de la noche anterior y a los 400 ocurridos el sábado anterior. No se han reportado incidentes graves hasta el momento, aunque se contabilizaron 159 automóviles incendiados y 24 edificios públicos dañados por los alborotadores.


Además, cuatro comisarías o cuarteles de las fuerzas del orden también resultaron afectados.


El presidente Emmanuel Macron ha convocado a más de 200 alcaldes de localidades afectadas por los disturbios en el Palacio del Elíseo.


Según la patronal Medef, estos disturbios ya han tenido un coste estimado de más de 1.000 millones de euros, con cientos de comercios saqueados y agencias bancarias y estancos destruidos.


Sin embargo, no se ha tenido en cuenta el impacto que esto pueda tener en la imagen de Francia y en el turismo.


Los disturbios fueron desencadenados por la muerte de un joven de 17 años, Nahel M., el 27 de junio, a manos de un policía mientras intentaba evadir un control de tráfico sin licencia de conducir.


Macron, quien visitó cuarteles de bomberos en París la noche anterior, insinuó la posibilidad de sancionar económicamente a las familias de menores responsables de actos violentos, lo cual se interpreta como una referencia a las ayudas sociales.


Según informes, el presidente mencionó que "con la primera infracción, habría que sancionar fácilmente a las familias" con "una especie de tarifa mínima desde la primera tontería".


Por su parte, la primera ministra Élisabeth Borne ha estado reuniéndose con los líderes de los grupos parlamentarios tanto de la mayoría como de la oposición para abordar la situación.

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