Las estaciones, períodos caracterizados por cambios climáticos cíclicos, son una marca distintiva de la Tierra, donde las variaciones en la inclinación del eje de rotación generan las estaciones del año. Pero, ¿ocurren estaciones en la Luna? Aunque la respuesta es más compleja de lo que parece, cabe destacar que otros cuerpos celestes, incluida nuestra Luna, también experimentan ciclos de transformación.
En la Tierra, el eje inclinado y su órbita alrededor del Sol generan las estaciones. Sin embargo, en el caso de la Luna, su relación no es directa con el Sol, sino con la Tierra. Aunque posee un eje de inclinación de solo 1,54 grados (mucho menor que el de la Tierra), esto no produce una variación significativa en la iluminación solar en diferentes partes de la Luna durante su órbita.
A pesar de la ausencia de estaciones como las conocemos en la Tierra, la Luna experimenta cambios notables en temperatura e iluminación a lo largo de su ciclo diurno, que dura aproximadamente 29,5 días terrestres. Durante el día lunar, las temperaturas pueden ascender a 127°C o más, mientras que durante la noche lunar, pueden descender hasta -150°C, generando un ciclo térmico extremo.
Este ciclo día-noche en la Luna podría compararse con una forma extremadamente acelerada de estacionalidad, aunque distinta del modelo de cuatro estaciones de la Tierra. Además, ciertas áreas de la Luna presentan características que podrían equipararse a las estaciones. Por ejemplo, los polos lunares experimentan la luz eterna del Sol y áreas de sombra perpetua. Las regiones en sombra permanente (PSR), como cráteres cerca de los polos, mantienen temperaturas extremadamente bajas, llegando hasta -248°C. Por otro lado, los picos de luz eterna, ubicados en los bordes de cráteres, reciben luz solar constante y mantienen temperaturas más estables.
A pesar de su singularidad, la Luna exhibe su propio tipo de variabilidad, reflejando las complejidades del sistema solar y enriqueciendo nuestro entendimiento de los fenómenos celestiales.
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