Un poderoso sismo de magnitud 6,8 sacudió varias ciudades en Centroamérica, incluyendo El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, generando escenas de pánico entre la población. Afortunadamente, no se reportaron víctimas ni daños significativos como consecuencia del temblor.
El informe preliminar del Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador señaló que el sismo ocurrió a las 18:22 horas locales (02:22 GMT) con epicentro en el océano Pacífico, frente a la costa de El Salvador, a unos 66 kilómetros al sur de playa El Espino, en el departamento de Usulután. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) confirmó una magnitud de 6,5 grados para el sismo.
Según el informe oficial, el movimiento telúrico tuvo una profundidad focal de 51 kilómetros en la zona de subducción del Pacífico, donde se encuentran las placas Cocos y Caribe. El Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador descartó la posibilidad de un tsunami y aseguró que no existía amenaza para el país.
Las autoridades de Protección Civil de El Salvador se encuentran monitoreando diversas zonas del país. El sismo fue sentido en gran parte de El Salvador, así como en Nicaragua, Honduras y Guatemala.
Hasta el momento, no se han reportado víctimas ni daños materiales de consideración, aunque algunos usuarios en redes sociales informaron interrupciones en el suministro eléctrico y en la red telefónica en ciertas áreas afectadas.
El diario local salvadoreño La Prensa Gráfica informó sobre daños menores en la infraestructura del Hospital San Juan de Dios en la ciudad de San Miguel. En Honduras, Juan José Reyes, coordinador de alerta temprana de la Comisión Permanente de Contingencias, afirmó que el movimiento se sintió en todo el país, con mayor intensidad en el golfo de Fonseca, compartido con El Salvador y Nicaragua.
En Nicaragua, el sismo se percibió con fuerza en la capital, Managua, y a lo largo de la costa del Pacífico. Sin embargo, no se han reportado víctimas de inmediato en ese país.
La región centroamericana se caracteriza por su alta sismicidad debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico y a la actividad volcánica presente en su cadena montañosa. Los países afectados continúan vigilantes ante posibles réplicas y se mantienen en alerta para brindar asistencia en caso de ser necesario.
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