Analistas consultados por DW señalan que Javier Milei, recientemente electo presidente de Argentina, se enfrenta a la necesidad imperiosa de formar alianzas y negociar para llevar adelante sus propuestas, a pesar de haber presentado una agenda ambiciosa en materia económica, política y social durante la campaña electoral.
Sergio Berensztein, doctor en Ciencias Políticas, destaca la actual fragilidad institucional de Milei, con tan solo el 15 por ciento de la Cámara de Diputados y el 10 por ciento del Senado a su favor. Aunque reconoce que cuenta con un significativo respaldo social a favor del cambio, su poder territorial e institucional es considerado débil.
Lorena Zapata, codirectora de la agencia de información parlamentaria Esfera Pública, señala que la mayoría de las propuestas de Milei deben pasar por el Congreso, donde actualmente carece de apoyo numérico. Ante esta situación, se verá obligado a negociar con la "casta política" que tanto ha denunciado.
Zapata destaca la falta de antecedentes de Milei como negociador, ya que durante sus dos años como diputado tuvo una participación limitada en el Congreso. Este hecho plantea incertidumbre sobre su habilidad para negociar con eficacia.
Constanza Mazzina, directora de la licenciatura en Ciencia Política en la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (UCEMA), espera que el bloque opositor "Juntos por el Cambio" se mantenga unido y pueda respaldar medidas razonables propuestas por Milei. Destaca la importancia de que el presidente electo adopte un enfoque más moderado y esté dispuesto a negociar.
Marcos Novaro, politólogo y profesor de la Universidad de Buenos Aires, advierte que Milei debe ser prudente y moderar sus expectativas para evitar aglutinar a la oposición en su contra. Además, destaca que si busca objetivos maximalistas, podría conducir a un gobierno fallido.
Ante la posibilidad de no lograr avances deseados, se plantea la opción de gobernar por decreto. Novaro sugiere que Milei podría presentar un proyecto de ley de emergencia para ampliar sus áreas de discrecionalidad presidencial y tomar decisiones por decreto. Sin embargo, se enfatiza la necesidad de moderar las expectativas y evitar propuestas extremas que puedan generar oposición.
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