En agosto de 2018, Fátima*, Roberto* y sus dos hijos se mudaron a una casa en Ubatuba, en la costa norte de Sao Paulo.
La familia eligió la propiedad porque es acogedora y espaciosa y tenía un alquiler más económico que otras en el barrio. Antes de mudarse, se enteraron de que la dueña de la casa, que vivía allí, estaba desaparecida desde agosto de 2013. La familia se sorprendió, pero no descartó la idea de alquilar la propiedad.
Luzia, la dueña, tenía 62 años cuando desapareció. La policía investigó, pero no pudo esclarecer el caso.
En los primeros meses de vivir en la casa, los hijos de la pareja bromeaban diciendo que la dueña estaba enterrada allí. "Era un juego de niños, ¿sabes?", le cuenta Roberto a BBC News Brasil. En enero de este año, la familia se enteró de que era cierto. Roberto y su hijo trabajaban en el jardín cuando vieron que había una tela enterrada. Cavaron y encontraron los huesos de Luzia.
El descubrimiento aterrorizó a la familia y propició la reapertura de la investigación sobre la desaparición de la propietaria.
En enero de 2020, el Ministerio Público pidió el cierre de la investigación porque, hasta ese momento, "no existían rastros materiales que permitieran inferir con seguridad que ella había sido objeto de un ataque". No se detuvo a nadie y la desaparición siguió siendo un misterio hasta el pasado mes de enero.
Tras localizar los huesos, el Ministerio Público solicitó la reapertura de la investigación y se escucharon nuevos testigos.
Hasta el momento, la policía no sabe si el crimen fue cometido por una sola persona o si hubo más involucrados.
Se espera que la investigación se complete en aproximadamente un mes. El jefe policial dice que tiene la intención de esclarecer los detalles del crimen.
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