El Estadio Australia de Sídney vibró con un rugido de triunfo mientras los apasionados aficionados vestidos de rojo y dorado celebraban con puñetazos al aire, ondeando banderas y coreando "¡España!" al cierre de una Copa Mundial Femenina que la FIFA proclama como la más exitosa hasta ahora.
La victoria de España, lograda incluso sin algunas de sus jugadoras estrella, de alguna manera, puso punto final a los debates fuera del campo que rodearon al torneo, desde las primeras quejas sobre desigualdad salarial hasta el renacido interés en La Roja y su lucha contra las élites del fútbol nacional.
Un gesto controvertido se añadió al drama: el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, besó a la mediocampista estrella Jennifer Hermoso en los labios durante la ceremonia de premiación, solo días después de que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, aconsejara a las mujeres que "elijan sus batallas". Esto resaltó la brecha existente para igualar las condiciones en el terreno de juego.
En Europa, la cuna histórica del fútbol, estas frustraciones de larga data resurgieron. Pero en Australia, una recién llegada a las ligas de élite del deporte rey, la presencia de las mejores jugadoras del mundo dejó a los aficionados, nuevos y antiguos, asombrados.
A pesar de terminar en cuarto lugar (el mejor resultado del equipo en un Mundial), el sorprendente avance de jugadoras relativamente desconocidas llevó a las australianas Matildas al estatus de heroínas. Se están erigiendo estatuas, entregando premios en efectivo, mejorando las instalaciones y creando murales para conmemorar cómo "capturaron la imaginación de la nación".
Pero dentro del deporte, muchas personas esperan que el legado de esta Copa Mundial vaya más allá de simples adornos de grandeza, y que marque un cambio sostenible que atraiga a más mujeres y niñas a los campos, canchas y estadios, y que promueva la igualdad salarial a nivel internacional.
El impacto total de este Mundial en el fútbol femenino en general solo se conocerá con el tiempo, pero el Campeonato de Europa Femenino de la UEFA del año pasado demostró que estadios llenos pueden generar un impulso duradero para los clubes y equipos locales, mucho más allá de las naciones anfitrionas.
Tras la victoria de Inglaterra en la Eurocopa 2022, la participación y asistencia a los partidos de fútbol femenino aumentaron en toda Europa. Este efecto fue especialmente notable en Inglaterra, donde la participación en el fútbol entre niñas menores de 16 años se más que duplicó, mientras que la participación de niñas y mujeres mayores de 16 años aumentó un 53%.
En vísperas de la final del Mundial, Sarai Bareman, directora de Fútbol Femenino de la FIFA, instó a los asistentes a la Convención de Fútbol Femenino de la FIFA a prepararse para un "estallido" en el fútbol femenino. Afirmó que millones de niñas y mujeres en todo el mundo se unirán al juego después de este Mundial y que todos deben estar listos para este cambio cultural y poderoso.
"Tomen nota de lo que sentirán mañana en el estadio y piensen en este poder y este movimiento cultural y en lo que puede hacer en su propio país. No es solo fútbol, es diferente", expresó Bareman.
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