Los conocimientos de Urs Lesse están en el campo de la ciencia política, pero también tiene intereses más prácticos.
Cada cuatro semanas dedica su tiempo a ayudar a la gente a arreglar sus teléfonos en su ciudad natal de Aquisgrán, en el oeste de Alemania.
Pero no puede ayudar con cualquier marca de teléfono, sino solo con una llamada Fairphone.
Durante los últimos ocho años, Lesse ha sido un miembro activo de una red no remunerada de intercambio de habilidades de usuarios de Fairphone. Organiza reuniones comunitarias locales y ayuda con las reparaciones.
"No reparo teléfonos si no es necesario, pero siempre he estado muy motivado para alentar a las personas a que intenten arreglar sus propios Fairphones por sí mismos", dice.
"Siempre ha sido una cuestión de pasar información y quitarle la inhibición a la gente para atreverse y abrir sus teléfonos", explica.
Con un diseño modular, los dispositivos Fairphone permiten que sus propietarios intercambien, reparen y personalicen fácilmente componentes como la pantalla, la batería, los puertos USB y las cámaras.
"El Fairphone 2 puede desarmarse en menos de dos minutos", dice Lesse. "Había modelos en los que ni siquiera necesitabas herramientas para quitar la pantalla y reemplazarla tú mismo".
Reciclables, duraderos y reparables
Los clientes de Fairphone van desde programadores que se han sentido atraídos por las posibilidades del software de los teléfonos hasta consumidores que buscan un producto más sostenible.
La empresa comenzó en 2013 y sigue cuatro principios: obtener materias primas de áreas mineras que no son de conflicto y fabricar productos que sean reciclables, duraderos y reparables.
Según cifras de Naciones Unidas, en 2019 se generaron un récord de 53,6 millones de toneladas de desechos electrónicos en todo el mundo, un 21% más que hace cinco años, y los teléfonos móviles constituyen una parte importante de estos. Además, solo se recicló el 17% de los desechos electrónicos.
Fairphone argumenta que, al hacer que los teléfonos sean fáciles de reparar, pueden tener una vida útil más larga, generar menos desechos y, por lo tanto, tener un impacto positivo en el medioambiente.
"Sabemos que al aumentar la vida útil de un teléfono en al menos dos años, obtienes una reducción del 30% en las emisiones de CO2", dice el cofundador de Fairphone, Miquel Ballester.
Producto de nicho
Hasta el momento, la empresa -de origen neerlandés- ha vendido unos 400.000 dispositivos, lo que significa que es un actor muy pequeño en el mercado de los teléfonos inteligentes.
"Fairphone sigue siendo un producto de nicho, que no se puede encontrar en muchas tiendas, razón por la cual la red comunitaria es importante", dice Lesse.
Sin embargo, Fairphone ha causado impacto dentro de la industria, particularmente en Alemania, donde ha obtenido un importante apoyo.
Alemania otorgó numerosas certificaciones y premios a Fairphone, entre los que destaca el German Environmental Award de 2016, el premio medioambiental mejor remunerado de Europa.
Ballester cree que este reconocimiento del gobierno, a diferencia de las recomendaciones de la industria, es una de las razones por las que Fairphone ganó tantos seguidores en Alemania en comparación con otros mercados europeos.
Los alemanes tienden a estar menos apegados al estatus de las grandes compañías y, por lo tanto, están más predispuestos a probar marcas europeas más pequeñas, dice la empresa.
En Hamburgo, Ingo Strauch también se ofrece como voluntario para ayudar a otros usuarios. Dice que muchos mencionan la privacidad de los datos y la facilidad de uso del teléfono por encima de sus beneficios medioambientales.
La popularidad de la empresa en Alemania también podría deberse al poder adquisitivo individual. "Alemania es un país rico. Por lo tanto, la voluntad de gastar más por un producto aparentemente justo también es mayor", dice Lesse. FUENTE: BBC Español
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