La contaminación plástica, impone una ‘trampa evolutiva‘ para las crías de diversas especies, ya que son más peligrosas que sus propios depredadores en la naturaleza.
Desde sus primeros años en el mar abierto, las crías de tortuga se enfrentan con estos artículos y muchas veces los confunden con fuentes de comida. Cuando no se los tragan, quedan atrapadas en ellos. De acuerdo con la Dra. Emily Duncan, del Centro de Ecología y Conservación en el campus Penryn de Exeter en Cornwall, el problema más grave se encuentra en la Gran Mancha de Basura del Pacífico.
Cornwall asegura que las tortugas jóvenes no tienen una dieta muy especializada. Por esta razón, pueden comerse cualquier cosa que se les ponga enfrente. Los científicos se dieron cuenta de que contenían plásticos duros en el tracto digestivo, provenientes de desechos humanos. En contraste, las que venían de las costas australianas tenían pedazos de redes de pesca, mientras que no se encontraron residuos al interior de los ejemplares carey.
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