La situación en Panamá se ha vuelto crítica debido a un flujo incontrolable de migrantes que ingresan al país a través de la peligrosa región del Darién. En agosto de 2023, más de 82,000 personas cruzaron esta zona, superando todos los registros anteriores. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha expresado su preocupación por el aumento de redes criminales que trafican con seres humanos en esta región, convirtiendo a Panamá en el epicentro de una crisis humanitaria. El gobierno panameño se siente abrumado por la magnitud del problema y ha respondido con medidas como el aumento de las deportaciones.
El aumento alarmante de migrantes: Según Margarida Loureiro, representante adjunta de ACNUR en Panamá, en 2023 se ha superado el récord de 250,000 personas que cruzaron el Darién en 2022. Hasta ahora, más de 360,000 personas han arriesgado sus vidas en este viaje peligroso. Las causas de este aumento son diversas y van desde los impactos socioeconómicos de la pandemia de COVID-19 hasta fenómenos meteorológicos extremos y la inestabilidad política en los países de origen. Los migrantes provienen principalmente de Venezuela, Ecuador, Haití, Colombia y otros países fuera de la región.
Riesgos y desinformación: La travesía por el Darién es extremadamente peligrosa, y la desinformación alimenta el negocio de redes de tráfico y grupos criminales que se disfrazan de agencias turísticas. Estos grupos ofrecen paquetes tentadores a personas desesperadas que huyen de la persecución y la violencia en sus países de origen. Algunos prometen incluso tres intentos de cruce en caso de deportación. ACNUR ha lanzado proyectos en redes sociales, como "Confía en el tucán", para proporcionar información verificada y testimonios reales de quienes han cruzado el Darién. Lamentablemente, un tercio de las personas entrevistadas en agosto de 2023 informó haber sido víctima de abusos, maltrato, robo o fraude.
Extrema vulnerabilidad: La vulnerabilidad de los migrantes se agrava porque muchos gobiernos locales no aplican políticas de asistencia adecuadas, sino de exclusión. La falta de recursos para atender a estas poblaciones también contribuye a la crisis. A pesar de ello, algunas comunidades indígenas han mostrado solidaridad al acoger a migrantes durante décadas.
Desafío supranacional y llamado a la cooperación: Los expertos coinciden en que esta crisis migratoria solo puede enfrentarse a nivel supranacional. ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reconocen los esfuerzos de Panamá, pero subrayan la necesidad de más solidaridad, cooperación internacional y responsabilidad compartida de los Estados. Se hace un llamado a ampliar las vías regulares para las personas refugiadas y migrantes, fortalecer el sistema de asilo y encontrar alternativas de protección en la región. Giuseppe Loprete, de la OIM, cuestiona la eficacia de las deportaciones, argumentando que históricamente no han tenido un gran impacto en flujos migratorios de esta magnitud, y que muchas personas deportadas regresan por vías irregulares.
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