Ecuador comenzó el lunes a vacunar a los menores de 12 a 15 años tras un plan que abarca al 77 % de la población mayor de 16 años, en tres meses y medio, y con el fin de ampliar la inmunidad de rebaño antes de comenzar con la tercera dosis en enero a la población general.
Los primeros escolares en ese rango reciben una única dosis anti-COVID-19 de la farmacéutica Pfizer. A los menores que tienen enfermedades agravantes o inmunodeficiencia se recomienda aplicar la segunda dosis luego de 21 días.
El objetivo del Gobierno con la vacunación de menores es que la ampliación de la inmunidad de rebaño permita una mayor reapertura de aulas, lo que arrastraría toda una actividad complementaria en transporte, alimentación, actividades extraescolares y un largo etcétera de servicios paralelos.
La ministra de Salud, Ximena Garzón, indicó que una sola dosis de la vacuna es suficiente para adolescentes de entre 12 y 15 años, pero sugirió que se apliquen un refuerzo luego de seis meses. La funcionaria realizó esta observación para evitar que los menores sufran riesgo de una posible miocarditis.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC, por sus siglas en inglés) indican que junto con sus socios están monitoreando activamente los informes de casos de miocarditis, así como de pericarditis, después de la vacunación contra el COVID-19.
La miocarditis es una inflamación del músculo cardiaco y la pericarditis es una inflamación de la capa exterior que recubre el corazón. En ambos casos, el sistema inmunitario del organismo causa la inflamación en respuesta a una infección o algún otro desencadenante.
La entidad detalla que los casos de miocarditis notificados ocurrieron después de la administración de vacunas de ARNm contra el COVID-19 (Pfizer-BioNTech o Moderna), especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes de sexo masculino. Además, se presentó con mayor frecuencia luego de la segunda dosis y generalmente en los días posteriores a la vacunación.
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