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¿Por qué ya no existen animales gigantes como en el pasado?



Las películas de la saga “Parque Jurásico” fueron un punto de inflexión en el crecimiento del interés por los dinosaurios. La paleontología especializada en el estudio de estos seres del pasado recibe cada vez más atención en los medios y, por ende, por el público general. Los dinosaurios nos fascinan. Parecen animales sacados de la ciencia ficción que, sin embargo, caminaron por nuestro mismo planeta hasta hace unos 65 millones de años. Junto a los dinosaurios, otros seres acuáticos y voladores despiertan una curiosidad irrefrenable. Uno de los elementos más destacados a la hora de valorar la fascinación por estos animales es su enorme tamaño. Estos gigantes ya no están entre nosotros, pero ¿por qué no existen hoy día especies tan grandes como en el pasado?


Nos hacemos pequeños

La ballena azul es el animal más grande en la actualidad. Puede pesar hasta 150 toneladas y medir 25 metros de largo. Pero es un caso extraordinario (cada vez más, desgraciadamente) en nuestro planeta. Durante las eras del pasado han poblado la Tierra muchas especies de tamaño descomunal. Seres marinos tan grandes como cargueros, animales voladores del tamaño de un avión, libélulas con un metro de envergadura y hasta salamandras que medían lo mismo que un coche. Sus huesos fosilizados nos han permitido conocer la existencia de estos gigantes y extraer las pistas de su desaparición.

La evolución de la vida en nuestro planeta muestra una clara tendencia a reducir el tamaño de los seres vivos. Los científicos debaten desde hace tiempo buscando respuestas a este procedimiento. Como podrías imaginar, no existen una única teoría, sino que se tienen en cuenta múltiples factores.


Esqueletos más pesados La disponibilidad de recursos resulta un factor obvio para el tamaño de los animales según su hábitat. Pero, además, hay importantes diferencias estructurales entre los animales más grandes del pasado y los actuales. Por ejemplo, los dinosaurios tenían zonas huecas en sus huesos, una especie de bolsas de aire que aligeraban mucho el peso de los esqueletos gigantes. Por ello, a pesar de sus grandes tamaños, la estructura ósea de los dinosaurios era liviana en comparación con los robustos huesos de los grandes mamíferos actuales. Los elefantes africanos rozan el límite del mayor tamaño posible para los mamíferos terrestres.


Cuestión de temperatura, oxígeno y tiempo Un debate de largo recorrido que tuvo su aparición también en las películas de “Parque Jurásico” es sobre si los dinosaurios eran de sangre caliente o sangre fría. Los mamíferos somos de sangre (más) caliente, por lo que necesitamos consumir (y gastar) más recursos para mantener nuestra temperatura. Otro aspecto a tener en cuenta es la mayor concentración de oxígeno que había en la atmósfera durante algunas etapas del pasado. Esta situación pudo ser clave para el gigantismo en plantas e insectos.


También podríamos estar hablando de una cuestión de tiempo. Los dinosaurios también fueron pequeños en sus inicios. La evolución de estos seres tuvo comienzo hace unos 230 millones de años y dominaron el planeta hasta la extinción masiva sucedida hace 65 millones de años. A partir de entonces comenzó la era en que la Tierra está dominada por los mamíferos. Por tanto, los dinosaurios estuvieron aquí durante 150 millones de años. Los mamíferos no llevamos ni la mitad de ese tiempo evolucionando como especies dominantes.


Pequeños pero matones

Con todo, tampoco parece que haya correlación entre el tamaño y la superioridad competitiva. Como vemos, son muchos los factores que llevan a las especies a evolucionar hacia una u otra dirección. En el caso de los mamíferos, nos hicimos más dominantes gracias a una estructura social más compleja que permitía cazar en manada de manera organizada. Este comportamiento permite que el tamaño de estos animales no tenga que ser tan grande y, sin embargo, pueden hacer que cualquier presa sea vulnerable. La cooperación entre individuos resulta más eficaz que un cuerpo enorme. Los científicos se apoyan en la vida marina para ejemplificar esta teoría. En el mar no ha habido caza en grupo hasta hace relativamente poco con las orcas. Es por ello que los gigantes de nuestra era siguen existiendo en el medio acuático.

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