Los investigadores han defendido a lo largo del tiempo variadas teorías acerca de uno de los misterios más estudiados por la ciencia: la extinción de los neandertales. Desde el exterminio a la actividad volcánica y un sin fin más de factores emergen de entre publicaciones científicas que se actualizan, ratifican o contradicen con cada nuevo hallazgo paleoantropológico. ¿En qué fase estamos ahora? ¿Qué se cuenta cuando hablamos del final de los neandertales?
En el punto de mira
El Homo neanderthalensis es una de las especies humanas más estudiadas. Se unen en él varios elementos que lo hacen llamativo a la ciencia. Bueno, seamos justos: a la ciencia del mundo occidental y, más concretamente, a la rama eurocentrista, que todavía tiene reflejos en muchos estudios actuales. Y es que los neandertales suponen el antepasado más cercano a sapiens hasta el momento y eso influye en la búsqueda de respuestas a la pregunta universal “¿de dónde venimos?” Además, es un humano considerado genuinamente europeo y, por si fuera poco, tiene detrás una dramática y misteriosa desaparición. Los recursos son inmejorables para montarnos un buen guion.
Claro que ciertas ideas propias de mentalidades pasadas ya están superadas. En 1971, Ralph Solecki subtituló su publicación sobre los neandertales como The First Flower People, en referencia a sus excavaciones en Shanidar (Irak), donde aparecieron enterramientos con flores como ofrendas. Desde entonces, la imagen de simio, del ser inferior intelectualmente al que nosotros, los sapiens, superamos con la evolución más completa, como si de Pokémon se tratara, ha sido superada. La arqueología ha ayudado a combatir esos prejuicios, atestiguando que no hay tantas diferencias ni físicas ni culturales entre los neandertales y los sapiens. Ni, por supuesto, Europa fue tan clave en nuestra evolución. Para mayor prueba: ambas especies se mezclaron y dieron lugar a una descendencia fértil, lo cual ha generado mucho debate, con estudiosos que defienden que neandertales y sapiens son la misma especie. En cualquier caso, los humanos que hoy poblamos la Tierra tenemos entre el uno y el cuatro por ciento de ADN neandertal.
Lo único que no podemos rebatir para acabar con pensamientos obsoletos es el elemento del misterio. Parece que aún nos queda un largo camino para encontrar certezas más fiables acerca de la extinción de los neandertales. Mientras tanto, ¿qué se cuenta ahora?
Hace 40.000 años...
Prácticamente la única certeza con la que un paleoantrópologo te hablaría con cierta seguridad es la cronología: los neandertales se extinguieron hace 40.000 años. Y, con todo, tal afirmación no está exenta de debates.
En un principio los culpables de la extinción del neandertal éramos nosotros, el Homo sapiens. Pero actualmente esta teoría está desechada y se entiende que es difícil que una única causa acabe con una especie. Más bien influirían varios factores importantes como cambios climáticos y la propia estructura social en la que se organizaban los Homo neanderthalensis.
De entrada, habría que tener en cuenta que, a pesar del misterio y el drama, estamos hablando de un proceso totalmente normalizado y natural. Es decir, se estima que el 99,9% de todas las especies que han pasado por la Tierra se han extinguido (nos llegará nuestro momento también). De entre los motivos variados que acaban con los seres vivos a lo largo de la historia de la Tierra destacan la competencia entre especies y los cambios en los ecosistemas. A estas razones apuntan los relatos actuales.
Los neandertales estuvieron en este mundo durante 350.000 años. Tomando la fecha más antigua con la que se haya datado los restos de sapiens, aun nos quedan unos 50.000 años para empatarles. Durante todo ese tiempo, nuestros primos más cercanos vivieron infinidad de cambios climáticos. De hecho, se movían al son del clima, con hasta diez cambios entre períodos glaciales e interglaciales. Así, según el clima se volvía más o menos benevolente, se encuentran restos de neandertales más al norte y al este de Europa. Una duda importante es: si estaban acostumbrados a estas variaciones climáticas, ¿por qué les iba a afectar un nuevo cambio al punto de extinguirlos? Parece que hace 55.000 años, los cambios ya no se daban a escala geológica, sino en tiempo humano. Eran cambios drásticos, rápidos e imprevisibles. Esto pudo ser lo que determinara el fin de la especie.
Adaptarse o morir
Entre los depredadores que han existido en la Tierra, cuanto más especializados estén, peor viene para sobrevivir al paso del tiempo. Y parece que los neandertales estaban muy especializados. Su subsistencia dependía mucho del bisonte y, en cuanto el frío arrasó la vegetación del norte europeo, los bisontes fueron mermando y, con ellos, el modo de vida neandertal. Algo parecido a lo ocurrido con los indios norteamericanos: la caza excesiva del bisonte acabó con su pilar principal para la vida, del que comían, se vestían y sacaban cobijo para construir sus tipis. Solo que, además, a los neandertales no se le reconocen técnicas para confeccionar pieles que les protegiera contra el frío.
Por si fuera poco, los sapiens llegaron a Europa por entonces. Con sus agujas para coser, arpones para pescar y portando adornos que probaban una estructura social predispuesta a los regalos y, por tanto, a cooperar, tenían más papeletas compradas para salir con éxito de la competencia por los escasos recursos.
No faltan propuestas como erupciones volcánicas, la caída de meteoritos y demás circunstancias que complicaran la existencia del neandertal. Pero, a pesar de ello, más que extinguirse, los investigadores hablan del final de los neandertales como un proceso por el que se habrían diluido en una mezcla con los sapiens.
Ambas especies convivieron durante 3.000 años, pero los sapiens se extendieron a una velocidad sin par y hasta lugares nunca habitados por bípedos. En su camino se encontró a otras especies humanas y ninguna de ellas sigue entre nosotros. Nos queda mucho por averiguar acerca de esa pregunta: ¿de dónde venimos?FUENTE: muyinteresante.es
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