FUENTE: muyinteresante.es
El universo está lleno de maravillas y curiosidades que probablemente no seamos capaces de imaginar y que en las últimas décadas, con la exploración espacial y la mejora de nuestros telescopios y sistemas de detección, estamos empezando a descubrir. Prácticamente parece que no hay dos planetas iguales en el universo, ni dos asteroides o cometas idénticos en nuestro sistema solar (aún no somos capaces de detectar estos cuerpos y menos aún de estudiarlos en detalle en la mayoría de sistemas estelares cercanos). Según su tamaño o composición, pero también dependiendo de la distancia a la que orbiten de su estrella, del tipo de astro que esta sea e incluso del resto de objetos que pueblen su sistema estelar, cada cuerpo evolucionará de forma diferente. Si por ejemplo Venus estuviera situado a la distancia de Marte podría reunir las condiciones óptimas para albergar agua líquida sobre su superficie, o si Mercurio estuviera situado más allá del planeta rojo sería tal vez capaz de retener una cierta atmósfera, como tiene por ejemplo Titán, la luna de Saturno.
Hemos hablado ya de algunas curiosidades del sistema solar, como el hecho de que Saturno no sea el único cuerpo con anillos. Pero no solo es que Urano, Neptuno y Júpiter tengan un cierto sistema de anillos, cada cuál más pequeño, orbitando a su alrededor, sino que conocemos de al menos un planeta enano, Haumea, y un asteroide, Cariclo, que los tienen. También hemos hablado sobre el proceso que hace que Urano y Neptuno tengan un tono de azul diferente, a pesar de tener composiciones similares o sobre el hecho de que en el sistema solar calculamos que hay unas veinticinco veces más agua líquida de la que podemos encontrar en la Tierra. A todas estas y muchas otras curiosidades y datos fascinantes podemos sumar hoy uno más: el hecho de que Saturno tenga una densidad tan baja que podría flotar en agua.
Este gigante gaseoso, a pesar de tener una composición muy similar a la de Júpiter tiene un aspecto y unas características bastante diferentes. Sin ir más lejos, su aspecto externo es diferente. Mientras que la atmósfera de Júpiter se encuentra diferenciada en bandas marrones y blancas, donde los vientos parecen soplar a velocidad diferente, la atmósfera de Saturno es mucho más uniforme, siendo sus bandas apenas perceptibles a simple vista. Ambos gigantes gaseosos están compuestos principalmente de hidrógeno y helio, con trazas de otros compuestos como metano y amoníaco. Júpiter contiene mayor proporción de helio, que supone aproximadamente un 10 % de su volumen, mientras que para Saturno esta cantidad es de casi el 4 %.
Esto tiene como consecuencia, junto con otros factores, que Saturno tenga la menor densidad de cualquier cuerpo del sistema solar, menor incluso que la del agua líquida. Es poco probable además que encontremos otros cuerpos de menor densidad pues para ello deberían estar compuestos en su mayoría de materiales considerablemente menos densos que el agua. De gases no podrían estar compuestos, pues necesitarían crecer hasta tamaños planetarios para poder retener esos mismos gases, y si su composición se basa en hielos y rocas, difícilmente van a compararse a los alrededor de 700 kilogramos por metro cúbico de media de Saturno.
Puesto que este valor es un 70 % de la densidad del agua, si de alguna forma pudiéramos llenar de agua una piscina lo suficientemente grande como para contener a Saturno y si además la gravedad generada por estos dos cuerpos no afectara al otro cuerpo, entonces tendríamos que Saturno flotaría en ese agua. Como comentábamos antes, a pesar de tener composiciones similares, Júpiter y Saturno tienen características bastante diferentes. Júpiter por ejemplo tiene una densidad que es casi el doble de la de Saturno. La mayor proporción de helio probablemente participe en esta diferencia, pero la mayor masa de Júpiter también juega un papel importante. Júpiter es más de 3 veces más masivo que Saturno, por lo que su propia gravedad comprime más los gases que lo componen, haciéndolo considerablemente más denso. Urano y Neptuno son también más densos que Saturno, aún siendo unas 5 ó 6 veces menos masivos. Estos planetas contienen mayor proporción de helio pero, más importante, también de metano, amoníaco y agua.
Todo esto tiene otra consecuencia curiosa y es que la gravedad en las capas altas de la atmósfera de Saturno, lo que podríamos llamar su “superficie” es la más parecida a la terrestre de ningún cuerpo del sistema solar, más incluso que la de Venus. La famosa cantidad de 9’8 metros por segundo al cuadrado que tenemos en la Tierra sería de 10’4 metros por segundo al cuadrado para Saturno, mientras que sería de 8’87 m/s2 para Venus y también para Urano. Esto es así porque la intensidad de la gravedad no depende únicamente de la masa del planeta o cuerpo que la genera, sino también de cómo esté distribuida esa masa.
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