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Stonehenge no era un gigantesco calendario solar.



El año pasado, un arqueólogo publicada una investigación reveladora sobre Stonehenge, uno de los monumentos antiguos más famosos del planeta (construido hace unos 5.000 años). Si bien siempre hemos encontrado muchas teorías sobre su propósito y origen, una de las más populares versaba sobre una especie de gigantesco calendario de piedra. El estudio publicado en 2022 en Antiquity por investigadores de la Universidad de Bournemouth daba peso a esta hipótesis, mostrando que podría haber funcionado como calendario solar, basado en un año de 365,25 días, con cada una de las piedras del gran círculo sarsen representando un día dentro de un mes.


Según el estudio, la clave para desbloquear este sistema de calendario provino del descubrimiento en 2020 de que la mayoría de las piedras sarsen se extrajeron del mismo lugar a 25 kilómetros de distancia y que se colocaron en Stonehenge aproximadamente al mismo tiempo. Según los expertos, esto sugiere que servían como una representación física del año que ayudó a los antiguos habitantes de Wiltshire a realizar un seguimiento de los días, las semanas y los meses.


"El calendario propuesto funciona de una manera muy sencilla. Cada una de las 30 piedras del círculo sarsen representa un día dentro de un mes, dividido en tres semanas cada una de 10 días", explicaban los autores.


¿No es un calendario solar del Neolítico?

Ahora, un nuevo artículo publicado en la misma revista, Antiquity, pretende 'desacreditar' la teoría propuesta el año pasado de que el monumento de Wilshire sirvió como un calendario solar. Los expertos italianos y españoles argumentan que esta afirmación es "totalmente infundada" y se basa en "interpretaciones forzadas, numerología y analogías sin fundamento".


Los investigadores ponen de manifiesto que los constructores de Stonehenge tenían un gran interés en el ciclo solar, que probablemente estaba relacionado con la conexión entre el más allá y el solsticio de invierno en las culturas neolíticas. De esto no hay duda porque el monumento se alinea perfectamente con el Sol tanto en el amanecer del solsticio de verano como en el atardecer del solsticio de invierno. Pero de ahí a que sea un calendario solar gigante hay mucho trecho, afirman los expertos.


Arqueoastronomía

Aunque nadie sabe con certeza por qué se creó Stonehenge, durante mucho tiempo se especuló que servía como un calendario antiguo. Algunas interpretaciones incluso decían que era un lugar de curación, un templo, un lugar donde se rendía culto a los antepasados o incluso un cementerio.


Pero Stonehenge es un monumento muy complejo. Ente otras cosas, los investigadores señalan que casi la mitad de las piedras del círculo se han perdido y es 'posible que también hayan sido pequeñas, rompiendo así la magia de la hipótesis' del calendario solar gigante. Además, apuntan a que un "número clave" del presunto calendario, el 12, no es reconocible en ninguna parte del sitio, así como la noción de año bisiesto. Eso significa que la teoría sufre el efecto de selección en el que solo los elementos favorables se extraen del material, lo que deja un gran vacío en la teoría.


“Tener alineaciones solares más o menos precisas quizás podría usarse para anclar las Nocheviejas lunares, pero difícilmente sería suficiente para desarrollar un calendario solar operativo. Para ello, antes de la invención del telescopio, se habrían necesitado dispositivos tan precisos como el reloj de sol del Jantar Matar en Jaipur. Evidentemente, Stonehenge no es un dispositivo de este tipo”, concluyen los autores.


Stonehenge es un monumento prehistórico ubicado en Wiltshire, Inglaterra que se cree que fue construido en varias etapas, comenzando alrededor del año 3000 a.C. y finalizando aproximadamente en 1600 a.C. La primera fase de construcción involucró la construcción del círculo de fosos y terraplenes (3000 a.C.); la segunda fase fue la del primer círculo de piedras (2500 a.C.) y la tercera fase, en la que se construyó el segundo círculo de piedras y la colocación de las piedras en su posición final (en el 2000 a.C. aproximadamente).

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