Un hito en la exploración cósmica ha sido alcanzado gracias al Telescopio Espacial James Webb, que ha identificado una galaxia sorprendentemente similar a la Vía Láctea, pero ubicada a una distancia récord en el universo observable.
El sistema recién descubierto, denominado ceers-2112, se ha convertido en la galaxia espiral barrada más distante jamás observada, desafiando las teorías establecidas sobre la evolución galáctica. Astrónomos de un equipo internacional llevaron a cabo este hallazgo extraordinario, destacando la contribución clave del telescopio Webb en este descubrimiento pionero.
Al igual que nuestra Vía Láctea, ceers-2112 exhibe una estructura de galaxia espiral barrada, con una barra central compuesta por estrellas. Lo asombroso radica en que esta galaxia se formó poco después del Big Bang, hace aproximadamente 11.700 millones de años, cuando el universo tenía solo el 15% de su edad actual estimada en 13.800 millones de años.
El autor principal del estudio, Luca Costantin, un investigador postdoctoral del Consejo Científico Superior de España en el Centro de Astrobiología de España en Madrid, expresó su asombro al declarar: "Inesperadamente, este descubrimiento revela que galaxias similares a la nuestra ya existían hace 11.700 millones de años".
Este hallazgo desafía las creencias anteriores sobre la evolución temprana de las galaxias espirales barradas, ya que se pensaba que estas no aparecían hasta que el universo alcanzaba al menos la mitad de su edad actual. La estructura ordenada de ceers-2112 sugiere que las galaxias en el universo temprano podrían haber sido tan organizadas como la Vía Láctea, desafiando las expectativas de caos durante esa época.
Alexander de la Vega, coautor del estudio e investigador postdoctoral de la Universidad de California en Riverside, destacó la sorpresa de encontrar una galaxia tan bien ordenada en una época en la que la mayoría eran mucho más irregulares.
La revelación, detallada en un estudio publicado en la revista Nature el 8 de noviembre, está marcando un hito en nuestra comprensión de la formación de galaxias y las primeras etapas del universo. Este descubrimiento sin precedentes, posible gracias a las capacidades altamente sensibles del Telescopio Espacial James Webb, está abriendo nuevas perspectivas sobre la evolución cósmica.
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