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Toda la región contra el asalto al poder en Brasilia.


FUENTE: DW.com


"¿Qué sabía Bolsonaro en su exilio en Florida?", se pregunta en su edición en línea el semanario alemán Der Spiegel. La imagen que acompaña el artículo muestra al exmandatario brasileño firmando autógrafos en Estados Unidos, con una camiseta que dice "USA".

La tarde del domingo 8 de enero, un grupo estimado en unos 3.000 de sus seguidores atacaron el epicentro del poder federal del país más grande de Sudamérica, asaltando el Parlamento, el palacio presidencial y el Tribunal Supremo de Justicia. Bolsonaro solo tuvo palabras de crítica a Lula da Silva, quien lo vinculó con lo que muchos llaman un acto "golpista".

"Es una gran coincidencia que, en este momento, Bolsonaro se encuentre en Orlando", dice a DW la internacionalista mexicana Stephanie Henaro, que ha seguido de cerca los acontecimientos desatados en Brasilia.

El repudio a lo ocurrido ha sido casi unánime. No solo los jefes de los tres poderes rechazaron los actos "terroristas y golpistas", sino que numerosos mandatarios de la región ofrecieron su respaldo al Gobierno de Lula y a la institucionalidad. Fuera del ámbito hispanoparlanete, solo Steve Bannon, el ideólogo del expresidente estadounidense Donald Trump, aplaudió lo ocurrido, calificando a los atacantes como "luchadores por la libertad".

El vínculo con Trump salta a la vista. El ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021 parece haber inspirado a los ultraderechistas brasileños, aunque la reacción en Brasilia fue distinta a la de Washington. Lula ordenó el control federal del orden público en la capital, ante la sospecha de connivencia entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad locales, y el gobernador de la región, responsable de una Policía que no controló la situación, fue suspendido por noventa días.

Lo civil y lo político

"Era bastante probable que los bolsonaristas hicieran una demostración de su insatisfacción, porque ellos creen que Lula le robó las elecciones a Bolsonaro", dice Henaro, quien señala que estos escenarios podrían repetirse en otros países, especialmente cuando "hay dos versiones tan discrepantes de una misma historia".

Para la especialista, lo ocurrido fue una expresión civil que prueba la división que marca a la población de Brasil, que se ve reflejada también en la arena política. A su juicio, Lula tendrá que bregar con esas dificultades ante un Congreso que, además, "es dominado por el bolsonarismo".

Apenas se supo del ataque en Brasilia, mandatarios de la región reaccionaron repudiando lo sucedido. "Lamentamos y condenamos las acciones llevadas a cabo en Brasil, que atentan contra la democracia y las instituciones", dijo el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou. Xiomara Castro, mandataria de Honduras, expresó su "apoyo incondicional" a Lula "frente al fascismo ya derrotado". El chileno, Gabriel Boric, dijo que "el Gobierno de Brasil cuenta con todo nuestro respaldo frente a este cobarde y vil ataque a la democracia". Y el Secretario de Exteriores de México, Marcelo Ebrard, rechazó "cualquier intento en contra de las instituciones democráticas".


Reacción rápida

Henaro estima que la respuesta de los dirigentes regionales fue "un posicionamiento bastante rápido, no he escuchado a alguno que haya estado a favor de los golpistas". Explica que "inclusive Joe Biden, que estaba viajando a México, se tomó el tiempo para condenar este incidente". Para la internacionalista, además de remarcar la fragilidad de la democracia, lo ocurrido nos muestra lo importante que es criticar las intentonas golpistas en una región donde "tenemos políticos que no saben perder, y es muy fácil decir que se cometió fraude para seguir vigentes, sin entender que de esa forma están dañando a las instituciones".

El analista argentino Juan Manuel Karg escribió en Twitter que lo ocurrido en Brasil es, "en términos institucionales, más grave que lo del Capitolio", porque "los bolsonaristas invadieron también el Palacio de Planalto. Es como si el trumpismo hubiera asaltado la Casa Blanca con connivencia policial".

Por ello, dice Henaro, la reacción de Lula fue la correcta. "Hizo lo que tenía que hacer, porque acaba de asumir el poder y si él no daba este manotazo fuerte, los problemas iban a ser cada vez peores", asegura: "Puso orden y el ejemplo de qué es lo que pasará si alguien más intenta hacer algo similar".

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